sábado, 22 de mayo de 2010

Ni a la policía se la respeta

En esta última semana he presenciado dos incidentes realmente alarmantes, en cuanto al respeto de las personas por el otro. Obviamente, si no se respeta a la autoridad, menos aún se va a respetar a una persona común y corriente.

Me encontraba yo yendo a la universidad ayer martes 18 y estaba detenido en el semáforo de la Av. Tomás Marsano y la Av. Villarán. Me encontraba yo a pocos metros del semáforo. La Av. Tomás Marsano, para los extranjeros y los desubicados, tiene 5 vías y 10 carriles. Cuatro de las 5 vías son para transporte privado y taxis, cada vía tiene 2 carriles y son pues la vía principal y sus auxiliares. La vía del medio (un carril en cada sentido) es para es para los colectivos.

Un patrullero estaba cruzando la Av. Villarán, un auto y una camioneta tipo mini-van estaban esperando para voltear a la izquierda. Cuando el patrullero estaba a unos 2 ó 3 metros de distancia, la camioneta se le atravesó. El patrullero tuvo que frenar en seco, pero gracias a que, como ya es su costumbre por motivos económicos, viajaba unos 40 kilómetros por hora, logró evitar la colisión. Los oficiales a bordo de este patrullero estaban tan molestos por este incidente, que doblaron a la derecha y persiguieron a la camioneta. Imagínense lo descarada de esa cruzada, que el patrullero, a pesar de cruzar una vía de 3 carriles, no pudo voltear a la derecha por falta de espacio ante la berma central. Yo me pregunto ¿dónde sacó brevete (licencia) este huevón? Probablemente en el Jirón Azángaro en el centro de Lima. Lamentablemente, la otra posibilidad es que en realidad su licencia haya sido original, pues por lo que he visto, el Touring y Automóvil club del Perú (entidad encargada de otorgar las licencias de conducir en el Perú) prácticamente las regala.

El segundo caso es mucho más personal. Detrás de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), se encuentra el complejo de la universidad de “los Álamos” así como otra playa privada que también es usada por alumnos y algunos profesores. Debido a esto hay gran tránsito de personas por la Calle Alonso de Molina (contrariamente a lo que muchos creen, es calle, vean los letreros). Motivo de esto, la universidad ha pintado un cruce peatonal y contrata a un oficial de policía que detenga el tránsito para que los peatones puedan pasar. Bueno, en realidad no sé si es contratado por la universidad, pero el hecho es que siempre hay un oficial parado ahí.

El miércoles pasado, salía yo de clases. Como es mi costumbre, salí por la puerta trasera, la de la Calle Alonso de Molina. Me detuve en el cruce peatonal a esperar que la oficial (ese día mujer) me diera el pase. En pocos segundos lo hizo, ella y yo habremos dado 1 o 2 pasos sobre la vía cuando un idiota taxista casi nos atropella a ambos, a pesar de que la oficial obviamente había ordenado el alto a los vehículos. El taxista había sobre parado, motivo por el cual nos aventuramos a cruzar, pero en el último minuto el muy idiota volvió a acelerar, se detuvo de nuevo y se dio a la fuga. Lamentablemente la oficial se encontraba a pie, por lo que no pudo perseguir al muy bastardo y retenerle la licencia de conducir. El muy imbécil nos pasó tan cerca, y frenó pocos centímetros delante de nosotros (se abrió un poco e invadió el carril contrario). La oficial se irritó tanto que, naturalmente, le dijo “concha tu madre”.

Otro caso, ya no relacionado con la policía pero si con el respeto al otro, es un día que mi madre y yo nos encontrábamos camino a nuestra casa, estábamos cruzando la avenida Thomás Marsano por la Av. Villarán, cuando el semáforo cambió de luz verde a roja. Ya habíamos cruzado las 3 primeras vías, cuando ocurrió el cambio de luz. El reglamento nacional de tránsito establece que quien esté primero en una intersección tiene la preferencia. A un muy suicida e imbécil motociclista poco o nada le importó esto. Tampoco le importó el hecho de que el auto donde viajaba, otro auto y una camioneta estemos en la intersección y arrancó estilo carrera (usualmente yo hago eso si estoy en primera fila en un semáforo, pero siempre espero que hayan cruzado todos). Esto obligo que los 3 frenemos en seco.

¿Dónde quedó entonces el respeto por el otro? Obviamente, si las personas no pueden respetar a un oficial de la ley, menos aún van a respetar a un conciudadano. Esto es algo para que lo piensen, para que se pregunten si ustedes respetan a las demás personas, obviamente a todos aquellos que los respetan, pues hay que ser muy idiota para respetar a alguien que te está amenazando o te está asaltando. Muchas personas tienen la capacidad de desarmar a un sospechoso armado. El respeto por otros es algo que debe ser respetado salvo en casos provocados por la otra persona. Lo dejo ahí, para que quienes puedan, lo piensen.


Agregado (Misma fecha, 5.40 pm)


Dado el comentario de Javier, quiero poner un ligero agregado, indagando un poco más y confrontando ideas sobre lo que él ha dicho.

Lo cierto es que hay peatones y hay peatones. Puedo tomar como ejemplo aquellos animales (no hay otra forma de llamarlos) que cruzan la Panamericana Sur (autopista que sale de Lima con dirección obviamente sur). De por sí, cruzar una vía de alta velocidad como una autopista ya es un suicidio potencial. Con el fin de evitar muertes innecesarias, las autoridades han colocado diversos puentes peatonales a lo largo de la carretera. Lamentablemente, creo que son más los perros los que los usan que las personas, pues más de una vez he visto a personas cruzando directamente por debajo del puente (¿Qué paso? ¿Les pesan los pies?) y un perro usando el puente al mismo tiempo. Una vez, incluso contigo, que volvíamos de Bujama luego de semana santa, un grupo de imbéciles cruzó la Panamericana Sur CAMINANDO. O sea, hay gente que pues al menos corre, pero estos conchudos del averno que seguramente pensaban “que se joda el resto” caminan con toda la paciencia del mundo, con la probabilidad de que se genere un gran accidente de tránsito porque un conductor intenta esquivarlos y termina impactando a otro, pero a ellos no les importa. Eso no lo recuerdas porque, sorprendentemente, estabas durmiendo a pesar que yo manejaba.

En otra ocasión, estaba yo yendo a la universidad a las 6.30 de la mañana, iba a una velocidad alta, pues no había casi ni un alma en la calle. Subía por la Av. Villarán, con dirección a Surco. Llegué a al cruce con la Av. Aviación y el semáforo estaba en verde por lo que no frené. Habré llegado a la mitad de la Av. Aviación cuando un peatón, al otro lado de esta empezó a correr para cruzar. Dado que la berma central de la Av. Aviación es ancha (yo me aventuraría a decir que 2 carriles de ancho), a lo sumo habrán habido 3 carriles entre la punta de mi carro y la esquina donde estaba el peatón, cuando este animal empezó a correr. Tuve que frenar, giré el timón para ladear el carro y perder velocidad, pues si no lo hacía lo atropellaba. Lo cierto es que de no ser porque soy el mejor piloto que conozco, terminaba en el jardín central de la Av. Pedro Venturo (la Av. Villarán culmina en el cruce con la Av. Aviación, para cambiar de nombre a la Av. Pedro Venturo, pero es en realidad la misma recta).

Yo siempre dejo despejados los cruces de las avenidas, para que los autos que cruzan puedan pasar. Pero a mí también me ha pasado que, a pesar de que yo dejé la vía abierta al tránsito, el idiota de al lado (usualmente un colectivo, llámese bus, micro, custer o combi) han cerrado el cruce con sus vehículos. Otras tantas veces, taxis. Unas pocas, autos particulares.

Es cierto, el problema de congestión vehicular no es únicamente por culpa de los colectivos, pero si juegan mucho. Te pongo 2 ejemplos. Una vez, volvía a Lima por la Panamericana sur. De pronto, me encuentro con un tráfico espectacular. Pensé: “ha habido un accidente, quizá un vehículo malogrado”. Lo que nunca me pasó por la mente fue la causa real del embotellamiento vehicular, que eran 4 filas de colectivos en un paradero de la autopista. CUATRO FILAS, o sea, no sólo ocupaban los 2 carriles especiales que tiene el paradero, sino que también bloqueaban 2 carriles de la Panamericana Sur. Estos animales ni siquiera tenían la preocupación de obstruir lo menos posible la vía, habian algunos en ángulos de 45°, tapando 2 carriles a la vez de la autopista.

Otro ejemplo. El puente Angamos. La Panamericana sur cruza por encima la Av. Angamos, y debajo de este hay un paradero. Los bestias estos no se detienen en el paradero, se detienen más allá, como a unos 5 o 10 metros. Otro día, 6.30 am, 4 filas de colectivos (en su mayoría combis) detenidas más allá del paradero, de nuevo obstruyendo 2 de los 3 carriles de la Av. Angamos.

Pero sin embargo, las autoridades y su capacidad de planificación de un elefante moribundo también juegan en este juego. Usualmente suelen cometer la estupidez (especialmente en año de elecciones municipales) de romper la mitad de las vías de Lima al mismo tiempo.

Tomemos el ejemplo de la Av. Angamos. Hay un tramo que está en reparación. ¿Qué va a suceder entonces? Bueno, parte del tráfico se va a desviar a las avenidas Pedro Venturo y Villarán, y otro tanto por las avenidas San Borja norte y sur. Estas avenidas no están configuradas para aguantar tanto tráfico. ¿La consecuencia? Unas filas de autos de un kilómetro intentando cruzar el semáforo. Cualquiera con cierto grado de inteligencia se da cuenta que hay que cambiar la configuración de estas avenidas para que soporten más transito fluidamente. Se alargan los tiempos de luz verde en los semáforos y se soluciona el problema, pero estos genios no lo han hecho.

Otra parte de la culpa la tienen aquellos idiotas que bloquean las vías circulando a velocidades absurdamente lentas. Dos idiotas circulando uno al lado del otro a 40 kilómetros por hora, obviamente generan congestión. Un idiota que circula absurdamente lento a la hora de cruzar un semáforo, causa que menos vehículos pasen antes del cambio de luz, lo cual genera congestión.

Definitivamente no hay respeto.