El puente Ricardo Palma, que se extiende sobre la vía de evitamiento de Lima, conecta el centro de Lima, o “cercado de Lima” con el distrito del Rimac. La vía de evitamiento es una vía clave, pues conecta la Panamericana Sur, con la Panamericana Norte. Por esta via circulan miles de vehículos diariamente. El puente a su vez es también muy transitado, pero no tanto, pues conecta el Centro de Lima con el Rimac y es también ruta hacia el populoso distrito de San Juan de Lurigancho, el cual es el distrito más poblado de la capital limeña.
El día 10 de
octubre, un tarado que manejaba un camión, chocó contra el puente. No contra la
base, no contra la columna, sino contra el puente. ¿Cómo así? Bueno, exceso de
altura. El día 15 de octubre, 5 días después, vino un segundo tarado, y por la misma
razón impactó el puente ya debilitado. Increíblemente, llegó un tercer tarado
el 24 de octubre, 9 días después del segundo y dos semanas después del primero.
Aunque usted no lo crea, el 03 de noviembre, llega un cuarto tarado. Ya es para
no creerlo. Mismo motivo los 4. Esto ya es digno de “Aunque usted no lo crea…De
Ripley”.
Debo decir que no
es nuevo en Lima. Esta clase de accidentes pasan con demasiada frecuencia, y no
sólo contra puentes vehiculares, hay muchos puentes peatonales que se han
tumbado también idiotas como estos. Varios puentes de diferentes vías han sido
afectados. Lo peor es que no es nada complicado. Conoces la altura de tu
vehículo con carga, las alturas de los puentes están estipuladas en los mismos
puentes. Si la altura de tu camión excede, pues buscas otra ruta. Estos
conductores, que según la legislación peruana son considerados “profesionales”
(lo pongo entre comillas porque realmente viendo como manejan me da indignación
ese término) ¿No saben acaso cuanto miden sus camiones cargados? ¿No les
importa acaso? ¿Será quizá que dicen la clásica frase peruana “con fe”?
Algo que tengo
que decir que me llama mucho la atención, es una suerte de contradicción. En su
comunicado, EMAPE, la Empresa Municipal de Apoyo a Proyectos Estratégicos, la
cual es encargada del puente por motivos que no entiendo del todo pues se trata
de una vía concesionada, exhorta a la SUTRAN, Superintendencia de Transporte Terrestre
de Personas, Carga y Mercancías, a fiscalizar que no se excedan los 4.20 metros
de altura permitidos en la vía. Lo curioso del hecho, es que, si uno observa
los reportajes hechos por los diversos medios, podrá notar que en el mismo
puente aparece una señalización de altura que marca los 4.40 metros. O sea,
señores de EMAPE, decídanse pues. Personalmente lo quitaría ese cartel del
puente y lo reemplazaría por uno que dice 4.20 metros. Quizá ese sea el origen de
todo el problema. Es más, si lo cambian por uno que diga 4 metros, mejor.
Mientan, nadie se va a dar cuenta y se van a evitar varias migrañas en el
proceso. Es más, por favor que mientan en todos los puentes, peatonales y
vehiculares, a nivel de Lima.
Lo peor de todo,
y lo que más me indigna, es que la imbecilidad de 4 le ha jodido y les joderán
la vida a miles de personas. Miles que van hacia el cono norte, que debido a
los trabajos de reparación van a perder muchas horas en el tráfico debido al
cierre de uno o más carriles en la vía de Evitamiento por las obras de
reparación. Además de los miles que también van a perder su tiempo en el
tráfico porque las rutas alternas hacia San Juan de Lurigancho y el Rimac,
obviamente se van a sobrecargar. Gracias
al universo yo no paso por ahí. No vivo cerca ni me movilizo cerca, pero no
puedo si no solidarizarme con las miles de personas que van a perder varios
días de su vida (calculando que esto genere 2 horas de tráfico adicional por
día para estas personas, una de ida y una de vuelta a sus casas, por 2 meses
que dure la reparación del puente) Siendo sinceros, ya que estamos en Perú,
probablemente sea más de 2 meses. 2 horas por 52 días (no cuento domingos) son
104 horas. Son 4.33 días. 4 días y 8 horas de vida que van a perder, en un
escenario bastante optimista, miles de personas. Todo por 4 tarados.
No puedo si no
esperar que las autoridades se pongan las pilas. No sólo en hacer que los
conductores y propietarios de los camiones se hagan responsables de los daños
ocasionados, sino también las empresas cuyas cargas son trasladadas. Si los
hacemos responsables, si les duele en el bolsillo, van a ser más responsables y
esto se va a detener.
Hace muchos años,
como parte de un programa de experiencia laboral del colegio, me enviaron a la
empresa donde trabajaba, o quizá era propietario, no lo recuerdo, el padre de
un compañero de promoción. Lo relevante es que esta empresa se dedicaba al
rubro del traslado de mercancías especiales. Es decir, cargas desmedidamente
grandes. Recuerdo claramente que ellos tenían en un mapa cada puente del Perú y
cuál era la altura de cada uno. De acuerdo a eso, trazaban las rutas que sus
camiones seguían. No es tan difícil.
Esto no es más
que un ciclo de incompetencia que abarca a todos y todo. Los conductores de
camiones que no saben o no les importa la altura de sus camiones y la relación
con la altura de los puentes. Las empresas a las que no les importa conocer la
altura de los puentes y trazar una ruta acorde. Finalmente, las autoridades
quienes envían mensajes confusos. El puente dice 4.40 metros y ellos en su
comunicado 4.20. Esto sin duda puede generar confusión. Mi recomendación para
las autoridades es lo más sencillo: mientan. Digan 4 metros y ya. Les prometo
que les va a ahorrar muchos dolores de cabeza. No olviden, sin embargo, hacer
que todos paguen, desde el conductor hasta las empresas, es lo justo.
La falta de
sentido común ya alcanza un nivel ridículo. Lo peor es que no es por parte de
1, si no de varias personas.