miércoles, 2 de abril de 2025

Fuego “Amigo” y disparo al pie

 

Las autoridades peruanas son, definitivamente “otra cosa”. Mientras en otros países, obviamente no todos, yo veo como sus autoridades trabajan en conjunto por el bien del país, en mi querido Perú aparentemente cada autoridad “baila con su propio pañuelo” como se dice. Esto no estaría del todo mal, si digamos, todos remaran al menos en la misma dirección, quizá con opiniones diferentes, pero con objetivos similares. En Perú parece que reman en todas direcciones y hasta en direcciones opuestas.

Para hacer una metáfora militar, si el gobierno peruano, en todos sus niveles (desde municipalidades distritales hasta la Presidencia de la República) fueran el ejército, estaríamos soberanamente jodidos. En una guerra, lo que se busca evitar a toda costa es fuego amigo. Es decir, cuando militares le disparan a los de su mismo bando. En el Gobierno del Perú, aunque en teoría todos son “del mismo bando” (que no es lo mismo que el mismo partido político), porque todos en teoría deberían querer el bien del Perú y su población, nuestros políticos se dedican a “dispararse” mutuamente.

Por un lado, tenemos a Rafael López Aliaga. Al momento de la redacción de este artículo, alcalde de Lima. Elegido para el periodo 2023 a 2026. Este señor, que no me parece un buen alcalde por motivos que no voy a exponer hoy, se puede decir que le “declaró la guerra” a la empresa Rutas de Lima. Esta empresa, obtuvo la concesión de 3 importantes vías en Lima en 2013. El propietario de esta empresa era la empresa brasileña Odebrecht. En 2015 en Brasil, estalla es caso Petrobras, que expone corrupción, donde el corruptor es justamente la empresa Odebrecht. Para 2016 el caso se había ampliado mucho y había pasado de ser sólo en Brasil, a pruebas de corrupción en 12 países, incluido Perú. Odebrecht sin embargo, como luego se comprobó, tenía “socios” en su empresa corruptora. Empresas que estaban muy al tanto de los sobornos o “coimas” pagadas por Odebrecht y que simplemente se hacían de la vista gorda y en algunas ocasiones hasta pagaban ellos mismos. El caso fue conocido como “el club de la construcción” y aparte de Odebrecht también incluía a OAS y a otras 23 empresas al menos donde estaban incluidas empresas peruanas. Fue con algunas de estas, que, durante la gestión de Susana Villarán, se hizo con las concesiones de la Panamericana Norte, Panamericana Sur y autopista Ramiro Prialé. Hoy, sin embargo, voy a hablar de la que me interesa: la Panamericana Sur.

Este contrato de concesión es demasiado favorable para la empresa en perjuicio del Estado Peruano y la Municipalidad Metropolitana de Lima. No sólo le ha permitido a dicha empresa aumentar el costo del peaje, que pasó de 3 soles en 2013 a 7.5 a inicios de 2024, si no que, para marzo de 2025, a raíz de la clausura del puente Conchán en Lurín, que forma parte de la concesión de la Panamericana Sur, nos venimos a enterar de algo aún más indignante. Resulta ser que, por contrato, el mantenimiento de algunos de los puentes de la concesión (de los cuales 4 ya están presentando fallas estructurales debido a su vejez), corren por cuenta de la Municipalidad de Lima. O sea, yo cobro peaje por administrar tu vía, pero algunos puentes, por los cuales yo cobro peaje (al menos la mayoría) esos son tú problema. O hay que ser idiota, o muy corrupto para firmar eso, sobre todo, considerando que muchos de esos puentes, al momento de la firma de la concesión, ya sobrepasaban los 50 años de construido. Tanto es así que la defensoría del pueblo realizó un informe donde, de una forma “políticamente correcta”, no hace más que decir que Rutas de Lima es la gran ganadora con la firma de ese contrato. Luego explicaré por qué digo “algunos” puentes y no todos.

Para quienes no vivan en Lima o no estén enterados, se necesita hacer algunas precisiones. Para empezar, aparentemente la concesión no parte del kilómetro 0 de la Panamericana sur. La concesión va hasta un poco más allá de Pucusana, que queda en el kilómetro 58. La concesión probablemente vaya hasta el kilómetro 59 ó 60, por lo que inferimos que no empieza en el kilómetro 0, puesto que, al buscar datos, se nos revela que la concesión de Rutas de Lima de la Panamericana Sur tiene una extensión de 54.1 kilómetros. Aproximadamente, de Norte a Sur, el peaje está ubicado en el kilómetro 19. Sin embargo, poco antes, aproximadamente en el kilómetro 18, hay un puente que da a la avenida Defensores del Morro. Si uno sale por ahí, de vuelta al norte, tiene que pagar peaje. Me parece que la tarifa es menor, pero no estoy seguro. Si uno viene de Sur a norte, la cosa es muy diferente. Desde el puente Parque Zonal, que sirve de puerta a un distrito llamado Villa el Salvador, y que está ubicado aproximadamente digamos en el kilómetro 16, uno puede usar la vía sin pagar peaje.  Hay aproximadamente unos 15 kilómetros de vía en los que uno puede circular sin pagar peaje.

Aca es sin embargo donde la cosa se pone confusa (para variar). Según los medios, el puente Lurín, el puente Atocongo, el puente Alipio Ponce y el Puente Conchán, todos en la Panamericana Sur, están en riesgo por fallas estructurales debido a su vejez. Ahora bien, es importante notar que hay 2 puentes Lurin. El que forma parte de la vía concesionada y el que forma parte de la Antigua Panamericana Sur. Rutas de Lima ha dicho que, contractualmente, le corresponde a la Municipalidad Metropolitana de Lima el arreglo del puente Conchán. Si uno visita la página de Rutas de Lima, podrá observar, al ingresar a la opción de “Panamericana Sur”, que dicha empresa ha realizado la construcción de varios puentes vehiculares en la via. El puente San Pedro y el Puente Arica son ejemplos. Tengo que reconocer que no tenía idea de eso. ¿La municipalidad de lima debe ver la infraestructura de unos puentes y Rutas de lima la de otros? No tiene sentido. Quizá haya detalles que le hagan tomar sentido, pero no lo sé.

Dejando ya de lado los hechos, como se puede ver en su Instagram, el actual alcalde de Lima le ha declarado la guerra a Rutas de Lima y sus concesiones. Mueve el mundo con tal de deshacerse de la empresa intentando por todos los medios dar por finalizado el contrato. Hasta se puede notar una actitud completamente abrasiva hacia la empresa.

Debido al escándalo de corrupción, en 2016 Odebrecht vendió el 57% de las acciones de Rutas de Lima a Brookfield Asset Management, por 430 millones de dólares, pero mantiene el 25% de las acciones. Obviamente, siendo tan lucrativo este contrato, Brookfield no quiere, como decimos en Perú, “soltar la mamadera”.

Veamos rápidamente las cifras. Lo voy a hacer a groso modo porque la verdad me resulta demasiado trabajoso buscar toda la información necesaria. Según la Municipalidad de Lima, este incremento a 7.50 de la tarifa del peaje le permite a Rutas de Lima facturar cerca de 140 millones de dólares. Aquí estamos hablando de Panamericana Norte y Sur, nos expandimos un poquito porque pues encontrar cifras sólo de la Panamericana Sur es imposible. Sospecho que este número también incluye la Ramiro Prialé, pero digamos que no. Utilizando un tipo de cambio generoso, de 3.5, son 490 millones de soles en un año y esto ha regido desde 2024. Según Rutas de Lima, en 12 años de administración ha invertido 2200 millones de soles, lo cual, con una división simple, nos da 183 333.33 soles al año invertidos. Si hacemos una resta, nos da 182 833.33 soles de ganancia anual para el periodo 2024 a 2025. Es 100% de ganancia. La rentabilidad es abrumadora. Si le preguntamos a la inteligencia artificial el promedio mundial de rentabilidad de una concesión vial, nos dirá que es 6.1%. Rutas de Lima tiene 3 concesiones, así que multipliquemos para un 18.3% de rentabilidad. Seamos extremadamente generosos, digamos que el máximo de rentabilidad es 10% y por ende, digamos que debería ser 30%.  Rutas de Lima tiene 100%.

Como ya dije, Brookfield no quiere “soltar la mamadera” por lo que el Alcalde de Lima, de no poder encontrar una argucia legal para resolver el contrato, podría recurrir a ciertas argucias para hacer que Rutas de Lima opte por retirarse. Reducir los ingresos es la única forma que se me ocurre. Claramente, si se utilizan vías alternativas que te lleven a la vía concesionada sin pagar peaje, sería una forma de hacerlo. No sé si la Municipalidad Metropolitana de Lima esté impedida de hacerlo por contrato, me imagino que si, pero podría ser que no. Lamentablemente no tengo ni el tiempo ni la motivación de leer 350 páginas de contrato. Aquí sería un buen momento para que la Municipalidad de Lima me contrate para hacerlo y encontrar una argucia legal para resolver el contrato. Si alguien puede, soy yo.

Aquí es donde entra el MTC. Donde le dispara al alcalde de Lima. En octubre de 2024 se publica en el diario oficial el peruano 2 nuevas multas de tránsito que se suman a la tabla de infracciones ya existente. La multa M45, la cual le “dispara” al alcalde de Lima, dice lo siguiente: “Realizar la circulación por rutas que no forman parte de caminos, vías urbanas o del Sistema Nacional de Carreteras – SINAC, evadiendo el pago del peaje”. Está catalogada como Muy grave, acarrea una multa de 642 soles, reducción de 50 puntos en la licencia del conductor, internamiento del vehículo y retención de la licencia de conducir.

Correcto, el Perú no es Lima y Lima tiene los únicos peajes del país. Es demasiada coincidencia sin embargo que la norma se dé poco después de un escándalo en Villa el Salvador, donde hay una ruta alterna al peaje de Rutas de Lima. Los vecinos cerraron parcialmente el acceso para evitar la circulación de vehículos de carga pesada y esto apareció en las noticias. Muchas personas utilizan esta vía para evitar el pago del peaje.

Aquí es donde yo podría estarme equivocando. Yo he pasado por ahí. Sé que la vía está asfaltada hasta un punto y luego es trocha. Pensé que esta vía entraba en la categoría de “ruta que no forma parte de caminos, vías urbanas o del Sistema Nacional de Carreteras”. Acabo de ver un reportaje y lo primero que salta (para variar) es la idiotez del Alcalde Rafael López Aliaga.

Ante el reclamo de los vecinos, la prensa solicitó información a la Municipalidad de Villa el Salvador, la cual dijo que la vía estaba bajo la jurisdicción de la Municipalidad de Lima. Al consultar a la Municipalidad Metropolitana de Lima, dijeron que esta está bajo jurisdicción de la Municipalidad de Villa el Salvador. Esto me lleva a pensar que esta es una vía llamémosla “legal” por donde se puede circular sin miedo a ser sancionado con la multa M45.

De ser así, aquí es donde el disque brillante Alcalde de Lima se está disparando al pie. No sólo eso, también desperdicia una oportunidad de oro. Si se quiere perjudicar a Rutas de Lima para que consideren dar por resuelto el contrato, construye una vía bonita ahí por donde autos puedan pasar y evadir el peaje. El problema claro está, sería que el espacio no permite que los camiones pasen por ahí de manera segura y que los vecinos se oponen a esto. Sin dudas de pierde una oportunidad de oro para aprovechar una situación que lo lleve a fortalecer su posición contra Rutas de Lima y a la vez no sólo aclarando la legalidad de esta ruta alterna, si no promoviendo su uso como una forma de presión legítima. Al no hacer nada, sólo ha contribuido a generar confusión entre peruanos que, como yo, pueden pensar que esa ruta no es del todo “legal”. En otro claro ejemplo de estar de espaldas a la ciudadanía, con su nueva reglamentación que parece alinearse perfectamente con los intereses de la concesionaria en desmedro de la ciudadanía.

Si se hiciera esto, Rutas de Lima quizá “contraatacaría” (no sé si el contrato lo permite) reajustando la tarifa del peaje y haciéndolo incluso más caro.  Podría ser que no, ya que no creo que el contrato incluya como criterio del cálculo de la tarifa la recaudación, y aunque dudo que esto les suponga pérdidas significativas, reducirá en algo su 100% de ganancia anual.

¿Por qué Rafael Lopez Aliaga, ya que tiene la venia de la Municipalidad de Villa el Salvador, no mejora ese acceso para perjudicar a Rutas de Lima y reducir sus ingresos? Eso habrá que preguntarle al Sr. Alcalde. La opción está ahí. Ya depende de las autoridades hacerla realidad y de la población exigirlo.

En un país donde todo parece funcionar con un mínimo de coherencia, se necesita que las autoridades remen en la misma dirección para renegociar o anular un contrato claramente abusivo que no hace sino socavar el bolsillo de todas las personas que transitan. Esto claro garantizando siempre una infraestructura vial adecuada por el precio justo. El Perú lamentablemente es un país donde las autoridades están más preocupadas en rencillas políticas, siendo los amos y señores de tomar decisiones improvisadas, en lugar de solucionar los problemas de fondo en beneficio de los habitantes y visitantes. Es de esta forma que el alcalde declara la guerra a la concesionaria, el MTC le “ayuda” con fuego “amigo” y los más afectados somos todos los demás, quienes pagamos una tarifa exorbitante por una vía con muchos problemas mientras nos enfrentamos a una burocracia que ya parece enfermiza al punto de dispararse en el pie.