martes, 20 de mayo de 2025

Como siempre, trabajo mal hecho

Los hechos que llevan varios meses ocurriendo en Perú ya son insostenibles. La inseguridad impera y hace apenas unos días un menor de 6 años fue asesinado en una unidad de transporte urbano en el distrito de Independencia. Se presume que el móvil del crimen fue la extorsión. El chofer de la unidad resultó herido y el niño que iba justo detrás falleció.

Es alucinante que un ciudadano de a pie, como quien escribe, tenga que enseñarle a una funcionaria pública como hacer su trabajo. Es incluso peor cuando se trata de una funcionaria de carrera como la Sra. Boluarte. Es más, ojalá fuera sólo a uno, pero no, es a varios. A lo largo de los meses he oído, no sólo a la Presidenta Dina Boluarte, sino también al otrora Ministro del Interior Santiváñez, afirmar que el problema no radica en el trabajo de la Policía Nacional del Perú, si no en el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación. Como buenos funcionarios públicos peruanos, y hasta me atrevería a decir que, como buenos peruanos, le “tiran la pelota” a otro. Una forma insultante de decir “el problema no soy yo, el problema es otro”. Hasta ahí nada nuevo. Es indignante el nivel hasta el que esto se ha normalizado.

Desde esta humilde tribuna tengo yo que dar lecciones. No soy político, pero ante tanta incompetencia, ante tanta corrupción y ante tanto egoísmo me veo en la penosa necesidad de dar lecciones de cómo hacer su trabajo. Sinceramente estoy considerando meterme en política, porque, aunque no tenga los estudios universitarios completos, tengo lo que estoy seguro es más importante que nada: SENTIDO COMÚN. De taquito nomás, también tengo discreción. Por cierto, no hablo de la discreción que se refiere a la reserva. Revisen un diccionario si no saben de lo que hablo.

Supongamos por un momento que la Sra. Boluarte y el Sr. Santiváñez tienen razón. ¿Ahí muere el payaso entonces? ¿Ahí terminó mi trabajo? Parece que, para este gobierno, e históricamente para todos los funcionarios públicos peruanos, si. PUES NO SEÑORES. Ahí no muere el payaso. HACES UN SEGUIMIENTO. Como gobierno tienes las cifras. Digamos W detenidos por tal delito, X condenados, Y absueltos y Z que fueron irregularmente puestos en libertad.

Lo primero que tienes que establecer es la relación entre X e Y. Digamos que X es 100 e Y es 20. O sea, hay un 80% de liberación. Lo que sigue es averiguar la causa. Hablar con fiscales y hablar con la policía sobre por qué no se logró la condena.  ¿Al fiscal le falta marco legal para lograr condenas? Vas al congreso, presentas tu iniciativa legislativa (facultad constitucional del poder ejecutivo) y hablas con las bancadas para que se apruebe. Obviamente, siendo esto el Perú pues, si tienes suerte y va en favor de sus intereses, te lo aprueban. Si les caes mal o va en contra de sus intereses, habrá que buscar otro camino. ¿No se logran condenas porque la policía no consigue pruebas? Bueno, mejoras la criminalística de la PNP. Ahí si nadie te frena. El congreso no puede hacer nada. Una vez que ya tienes esa información, vuelcas tu atención sobre Z. ¿Fueron puestos en libertad porque eran inocentes, por presunta corrupción, o por falla en el sistema? Si eran inocentes, en buena hora. Si es por una falla del sistema (como en algunos casos que no se cumplen los plazos legales por la fiscalía o policía) tratas de averiguar la causa, quizá el fiscal estaba con exceso de trabajo, quizá la policía. Haces las correcciones necesarias y ya está.

Tan difícil no es. Sólo se necesita un poquito de sentido común, de discreción y de criterio. Cosa de la que la sociedad peruana aparentemente carece absolutamente. Como siempre, trabajo hecho a la mitad.