viernes, 16 de enero de 2009

Yo vs. Yo: La batalla de las falsas esperanzas

La mente humana es realmente increíble. Poseemos 3 facetas de esta: la conciente que es la que en este caso escribe, la inconciente que es la responsable de que yo tenga sentimientos mientras escribo y la subconsciente, la cual, según muchas personas, vendría a ser la gran muralla china con guardias armados cada 3 metros, en medio de las 2 primeras. Las diferencias son abismales.
Para mi, mi inconciente es muy parecido a mi perro. Puedo decirle que hacer, pero no hay garantías de que obedezca. Se le puede tratar de entrenar, pero en esta caso es un perro bruto. No me gusta la idea de que sea parte de mí, pues es mi parte estúpida y obviamente asumo, la de todos. Es la parte de mí que no piensa, no razona, no entiende no escucha y no mide las consecuencias de sus actos simplemente siente. Lo peor de esto es que todos los sentimientos que emite mi inconciente y que no son filtrados por mi subconciente, afectan mi capacidad de pensar, de razonar. El odio, el amor, la rabia, la ira, los celos, miedo, todos sentimientos que afectan nuestra capacidad de pensar.
Pero volvamos a los hechos. Hace aproximadamente 1 mes, tuve una “crisis de amor”. Habían pasado varios meses desde que me “desenamoré” de mi ultimo amor. A pesar de no me suele ocurrir frecuentemente, el idiota de mi inconciente se empezó a desesperar por el hecho de que no me gustaba nadie. Así pues, el muy idiota utilizó la técnica del bote salvavidas, la cual supone enamorarse de alguien que, en situaciones normales no me enamoraría, con el fin de satisfacer la necesidad. Dulce María Espinoza Saviñón fue la elección de esta ocasión. Si no tienen ni la mas puta idea de quien es, bueno se trata de “Roberta Pardo” en la telenovela mexicana “Rebelde”. Una de las peores elecciones si me preguntan, pero ya establecimos que el inconciente no piensa, solo siente. Tengo que aceptar sin embargo que la chica es muy atractiva y según lo que he leído es muy inteligente y conciente de la responsabilidad que su fama conlleva, como por ejemplo Pamela Anderson, que en una firma de autógrafos en Inglaterra aprovechó para hacer que sus fans firmen una petición en contra de que la guardia real del palacio de Buckingham use sombreros de piel. Así que bueno, si excluimos los factores fama y geografía no era una mala elección dentro de todo, pues se ajustaba perfectamente al tipo de chica que suelo buscar.
Como era de esperarse, mi juicio, mi capacidad de razonar y mi capacidad de pensamiento se vieron totalmente nublados. Empecé a fantasear. Pero lo interesante de este caso es que un día me vino la iluminación. Un día mientras me duchaba, me di cuenta de todo. Pensé entonces: “genial, ahora tengo un idiota y un hijo de puta que se dedica a combatir a los idiotas” entonces mi cerebro se iluminó. ¿Y qué pasaría si los pongo uno contra el otro? Empezó así la Batalla de las Falsas Esperanzas.
En una esquina estaba mi inconciente totalmente idiota que pensaba que en verdad podía pasar algo con Dulce María, un idiota ciego que sólo veía lo que necesitaba ver. Por el otro, mi conciente, que decía: ¿Pero tú eres imbécil o que webada? ¿En verdad crees que en el HIPOTÉTICO caso que te las arregles para conocerla, vas a tener la más minima posibilidad con ella? No es de sorprender que luego de un par de días, quizá 3, mi conciente arrasara totalmente con mi inconciente y la inteligencia se sobrepuso a la estupidez. Lo que nos hace ser humanos (la razón, el juicio y la lógica) se impusieron a los impulsos básicos.
Esa fue la historia donde me enfrenté conmigo mismo, en la Batalla de Las Falsas Esperanzas.

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